Higiene postural en el estudiante y sus consecuencias
La postura es la posición que tenemos nosotros los humanos para realizar una actividad en relación a nuestro entorno, lo cual se ve afectado por la cultura, herencia, profesión, hábitos, modas, factores psicológicos, fuerza, flexibilidad, estatura, entre otras cosas.
Ésta ha de variar entre los individuos por sus diferentes características y por sus diferentes maneras de adaptarse a estar en contra de una ley física fundamental: la gravedad. Entre las variantes que existen de posturas se divide en tres fundamentales:
Bipedestación (parado)
Sedestación (sentado)
Decúbito (acostado)
Anteriormente la que más utilizaban nuestros ancestros era la bipedestación, pero con los avances que ha tenido la humanidad, se preguntan, ¿Cuántas horas al día pasamos sentados?, y a esto siendo más específicos, ¿Cuántas horas al día las pasa sentado un estudiante? el cual, está en pleno desarrollo tanto físico como psicológico, tan abierto a experimentar nuevas experiencias, a moverse, a aprender principalmente, y lo único que aprende es a cargar una mochila bastante pesada para ir a la escuela, para después pasar 6 horas sentado en clases, para más tarde regresar y durar otro par o más sentado en casa haciendo tarea, viendo televisión, etc. Quiero que se pregunten algo último, ¿Creen que esto no afecte su desarrollo psicomotor y su personalidad?
Estudios en la Universidad de Indiana en EUA ha demostrado que la postura corporal afecta a la memoria y al aprendizaje de los niños, debido que tener un postura correcta permite una adecuada oxigenación al cerebro y se refleja en el rendimiento académico de los niños.
Otro factor importante es que al cargar mochilas tan pesadas el niño tiene la percepción de que la escuela es pesada y es tediosa desde el inicio del día.
Es cierto que la tecnología nos ha orillado a pasar más horas sentados, ya sea por facilitarnos la actividad o porque se necesita aprender más con tantos avances; nos ha dejado con nuevas costumbres que no son a las que nuestro cuerpo, el cual tardó bastantes años para evolucionar a la bipedestación esté adaptado. Por lo cual nuevos trastornos y disfunciones se vuelven más comunes tales como dolor de espalda, dolor de cuello, trastornos de atención, fatiga crónica, depresión, etc. Todo esto se ha vuelto más común en adolescentes e inclusive en niños y sinceramente aunque no lo hayas escuchado por los que te rodean créeme que es alarmante cómo un estudiante puede desarrollar contractura en cuello que lo va a llevar a tener un compromiso de irrigación sanguínea a su cerebro al igual que su oxigenación teniendo como consecuencia un humor menos agradable desde irritable hasta depresivo. Piénsalo más, qué puede pasar cuando tiene que cargar una mochila pesada por todo el trayecto a la escuela para que al final llegue a sentarse a un pupitre que no está adecuado para su peso, altura, actividades y que además fomenta malos hábitos postulares, si estás empezando a preocuparte, presta atención a las siguientes recomendaciones.
Un estudiante debe de ser físicamente más activo que lo que nuestra cultura occidental fomenta, de al menos una hora todos los días y que lo lleven a una frecuencia cardíaca mayor de su 60% de capacidad máxima.
Deben de tener una mochila que no rebase el 10% de su peso si es que la cargarán a sus hombros o si es más viable, mejor una de llantas.
Deben de tener un pupitre en escuela y un espacio de estudio con una silla ergonómica que lo mantenga con ángulos rectos en rodillas, tobillos y codos, que tenga reposa brazos, un soporte lumbar, un respaldo que le cubra hasta los hombros y que esté cómoda en el asiento.
Es mejor invertir en el correcto inmobiliario y enseñarles a tener una buena postura desde ahora, que después tener jóvenes adultos con mayores problemas físicos que podrían afectar su estado de ánimo y por ende serán menos competentes para conseguir el éxito en sus vidas.
Usar mochilas con correas anchas y acolchadas, y con respaldo acolchado, u optar por llevar mochilas con ruedas, evitando tirar de ellas al bajar o subir escalones.
Repartir el peso. Llevar siempre la mochila con ambas correas y jamás por una sola, para no sobrecargar uno de los hombros.
Hacer ejercicio. Practicar algún deporte o ejercicios para fortalecer los músculos de la espalda.
Organizar la mochila poniendo los libros más pesados cerca y pegados a la espalda, y manteniendo cada cosa en su lugar.
Limitar el peso del contenido y evitar transportar cargas inútiles. Si la mochila es muy pesada, el niño se ve obligado a arquear hacia delante la columna vertebral o a flexionar hacia delante la cabeza y el tronco para compensar el peso.
Utilizar las dos manos para coger la mochila, doblar las rodillas e inclinarse para levantarla.
Controla el tiempo. Evita que tu hijo transporte la mochila con mucho peso durante más de 15 minutos. En este sentido, la supervisión de los padres es esencial y más que necesaria.
Bibliografía
http://www.guiainfantil.com/1028/la-mochila-y-la-espalda-de-los-ninos.html
http://www.bdigital.unal.edu.co/11304/1/05598450.2013.pdf
Vela, J. (2013). Dolor lumbar en niños. Estudio prospectivo. (Tesis de maestría) Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia.