Señales de alerta y qué hacer ante la conducta agresiva del niño
Una de las grandes dificultades es saber cómo tratar la conducta agresiva en los niños, ya que a menudo nos enfrentamos a la desobediencia y rebeldía que presentan. A continuación te presentamos algunas señales de alerta que se presentan al inicio de la conducta agresiva y qué hacer ante esta situación.
Señales de alerta:
Se altera fácilmente ante una frustración o es intolerante a ella.
Grita, insulta o pelea ante un desacuerdo.
No acepta y se enfurece si otros niños le toman ventaja en el juego.
No desarrolla habilidades para resolver los conflictos que se le presentan.
Qué hacer ante la conducta agresiva:
Actúa de inmediato: No esperes a que le pegue por tercera vez a su hermanito, o a algún otro niño. Tu niño tiene que saber que hizo algo malo, apártalo de esa situación conflictiva y castigarlo dejándolo solo por unos minutos. La idea es que empiece a asociar su comportamiento a la consecuencia.
Responde con consecuencias lógicas: Si el niño comienza a molestar a otros niños cuando juega, apártalo, siéntalo a tu lado y explícale que podrá volver a participar cuando esté listo para jugar sin hacer daño a otros niños.
Mantén la calma: Trata de no gritarle, ni pegarle, porque si el niño te ve reaccionando de esa manera, en lugar de frenar su comportamiento, lo único que se logra es enojarlo más y darle más ejemplos de ser agresivo. Si por un lado el niño observa cómo tú te controlas, ése es el primer paso para que aprenda a controlarse, y así le darás un mejor ejemplo.
Disciplina con constancia: Siempre que sea posible, responde a cada episodio agresivo de la misma forma, ya que con el castigo asociará que hizo mal.
Enséñale alternativas: Espera a que el niño se calme y háblale tranquilamente sobre lo que ocurrió. Explicándole que es natural que se enoje, pero que no está bien demostrándolo pegando, mordiendo o pateando.
Enséñale a pedir disculpas: Tenemos que asegurarnos de que entienda que tiene que pedir perdón tras haberle hecho daño a alguien; si el niño se niega, tómalo de la mano y llévalo a que pida disculpas, aunque al principio no lo diga con sinceridad poco a poco irá aprendiendo la lección.
Recompénsalo por su buen comportamiento: No sólo mantengas la atención ante sus malas conductas, también es recomendable reconocerle cómo ha mejorado su comportamiento (¡“Qué bien, le pediste que te prestara el juguete”!).
A veces el coraje excesivo de los niños puede requerir ayuda extra, a pesar de los intentos de aliviar la situación parecen no tener efecto podrías acudir al médico quien podría recomendarte un consejero o psicólogo infantil. Juntos podrán determinar la base del problema y ayudar a solucionarlo.
Bibliografía
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