Las emociones como parte del desarrollo psicosocial.
Las emociones son reacciones subjetivas ante diversas experiencias relacionadas con cambios fisiológicos y conductuales.
La primera expresión emocional de un niño se hace presente al nacer, el llanto, los movimientos de brazos y piernas, la rigidez de su cuerpo se convierten en señales a las que los adultos fácilmente podemos darles significado; durante los primeros meses los bebés pueden tranquilizarse ante el sonido de la voz de mamá o cuando los abrazamos, poco a poco los vemos reaccionar ante la música, los aplausos, los juegos y aprenden a responder a las personas que los rodean con sonrisas, contacto físico y acercándose a ellas.
Todos esos primeros indicios de los sentimientos de los bebés son indicadores importantes del desarrollo: lloran cuando necesitan algo o cuando están incomodos y sonríen cuando quieren socializar o jugar; cada vez que reciben atención y respuesta a sus expresiones aumenta su sentido de conexión con la otra persona y esto los conduce a mejorar su capacidad para participar activamente en la regulación de sus estados de activación y vida emocional.
Llanto:
Es la manera más eficaz en la que un bebé puede comunicar sus necesidades. Algunas investigaciones identificaron cuatro patrones de llanto:
-Llanto de hambre (llanto rítmico que no siempre es asociado con el hambre)
-Llanto de enojo (una variación del llanto rítmico en el cual pasa un exceso de aire por las cuerdas vocales)
-Llanto de dolor (un inicio repentino de llanto fuerte sin significado preliminar, que puede ser seguido por la retención del aliento)
-Llanto de frustración (dos o tres llantos interminables sin retención prolongada del aliento)
Es importante conocer la manera en la que se expresa cada bebé para entender qué tipo de llanto es y qué podemos hacer para tranquilizarlo, si aprendemos a atender sus necesidades correctamente podremos contribuir a desarrollar la capacidad del niño para regular y controlar sus emociones.
Sonrisas y risas:
Las primeras sonrisas ocurren espontáneamente poco después del nacimiento, al parecer son resultado de la actividad subcortical del sistema nervioso, frecuentemente aparecen durante los periodos de sueño MOR y perduran hasta los tres meses a medida que madura la corteza.
Las sonrisas de vigilia inicialmente pueden ser provocadas por sensaciones suaves como movimientos delicados o caricias, cuando están adormilados después de ser alimentados; a medida que van creciendo empiezan a sonreír cuando están alertas y prestan atención a la voz de mamá o papá. Aproximadamente al mes de edad, las sonrisas se hacen más frecuentes y más sociales. Durante el segundo mes, los bebés sonríen más ante estímulos visuales como los rostros que conocen. A los cuatro meses los bebés se ríen a carcajadas cuando los besan o les hacen cosquillas.
Las primeras emociones que aparecen poco después del nacimiento son satisfacción, interés y aflicción; conforme van creciendo esos primeros estados emocionales se diferencian en verdaderas emociones: alegría, sorpresa, tristeza, repugnancia y luego enojo y temor. El surgimiento de esas emociones básicas está relacionado con el reloj biológico de maduración neurológica de cada niño.
Las emociones autoconscientes como el bochorno, la empatía y la envidia, aparecen después de que los niños han desarrollado la conciencia de sí mismos, que surge aproximadamente entre los 15 y los 24 meses; y a los tres años, cuando conocen acerca de reglas y aceptadas por su sociedad, los niños adquieren la capacidad para evaluar sus pensamientos, planes, deseos y su conducta en relación con lo que se considera socialmente apropiado. Entonces pueden demostrar sus emociones autoevaluativas como vergüenza, culpa y orgullo.
Es importante conocer estos detalles acerca del desarrollo emocional para poder estimular, gestionar y manejar adecuadamente cada una de ellas, así promovemos la inteligencia emocional desde pequeños.
Bibliografía:
Papalia Diane, Wendkos Sally, Duskin Ruth.. (2009). Desarrollo Humano. Mexico: The Mc Graw-Hill Companies, Inc..